domingo, 6 de mayo de 2007

1. Introducción.

El hombre se distingue de los animales por su conciencia y su capacidad de elaborar razonamientos. El lenguaje – como instrumento comunicativo – le permite reflexionar sobre sus propios pensamientos y exteriorizarlos por medio de signos y símbolos. Pero el hombre es más que razón; es un animal simbólico puesto que existen sentimientos, emociones o ideas que no pueden interpretarse por medio de signos o palabras.

Los símbolos surgen cuando un signo tiene una carga emotiva que le provee su verdadero significado. El símbolo se refiere pues, a algo no codificado; es un término que representa algo más que su significado inmediato y obvio. El símbolo en su esencia es polivalente y expone simultáneamente varios aspectos de la idea expresada, pudiéndose interpretar en distintos niveles y en distintas culturas, por lo cual un símbolo lo es cuando un objeto, hecho o forma de lo real es vivido simbólicamente y aceptado como tal por un grupo social, lo cual le da una connotación particular de acuerdo a cada cultura.

Los símbolos culturales representan la cosmovisión de una cultura alrededor de temas simbólicos centrales o símbolos colectivos, llamados por Jung “arquetipos”. Los símbolos colectivos son representaciones que parecen emanadas de sueños y edades primitivas que forman el inconsciente colectivo. Los arquetipos son imágenes y emociones que pueden ser percibidos por el pensamiento consciente en forma de símbolos.

La publicidad utiliza diferentes medios y lenguajes para persuadir al público a la compra, buscando llegar a sus fibras más sensibles dotando a los productos de características que dan al consumidor la sensación de satisfacer sus deseos y necesidades. La publicidad usa a los símbolos para expresar aquello que las palabras no pueden: los deseos, aspiraciones, ideales y necesidades son empleados como atrayentes de la atención de los públicos.

La estrategia de las campañas publicitarias del Grupo Benetton se basa en el uso de los símbolos culturales pues su mensaje parece ser acorde con todas las culturas, modos de vida y mentalidades de los diferentes mercados que constituyen su público consumidor. Mensajes globalizadores aparentemente ajenos al mero objeto publicitario, dirigidos a jóvenes en busca de ser un eco de sus inquietudes, anhelos, necesidades y deseos. El objetivo de las campañas Benetton – además del mercadológico – es llamar la atención de las multitudes mostrándose como una empresa socialmente responsable en busca de crear conciencia sobre los grandes problemas de nuestro mundo y encontrar soluciones a los mismos.

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